jueves, 5 de junio de 2014

9. MIRAR A LO GRANDE TE HACE GRANDE

Es realmente fastidioso cuando le cuentas a alguien tus problemas y los despacha en un momento con un "eso no tiene importancia".

"¿CÓMO que no tiene importancia? ¡Por supuesto que la tiene! ¡Es TE-RRI-BLE! ¡Llevo dándole vueltas a la cabeza todo el día!..." decimos furiosos ante su incomprensión.

Y sin embargo es un hecho: ese problema es algo ridículo, insignificante, en cuanto nos decidimos a verlo desde una perspectiva algo menos egoísta y miope.

Ayuda situar las cosas en su debida proporción:
 Tú eres una más entre miles de millones de personas que habitan la Tierra
  que es un millón de veces más pequeña que el Sol,
  que es solo una de las miles de millones de estrellas de la Vía Láctea
  que apenas es una entre los miles de millones de galaxias del universo.

Entra vértigo solo de intentar visualizar tal inmensidad. Es algo inimaginablemente grande (y nosotros absurdamente pequeños en comparación).

Y sin embargo, el día que tenemos una cita nos vemos un granito de un milímetro en la nariz y ¿qué pensamos? ¡Que el cosmos entero debería detenerse! ¡Rayos y truenos! ¡Todo está en contra nuestra!

"Bueno" me dirás, "pero el grano para mí es realmente un problema en ese momento". Sí, y un problema enorme si toda tu idea del mundo se reduce a tu pequeña perspectiva.

Afortunadamente, estamos dotados de algo maravilloso que es la conciencia. Un instrumento que nos permite admirar lo inmensamente grande. Si lo haces, inmediatamente esas cosas triviales dejan de ser tan 'tremendas' y desde luego podrás lidiar con ellas con más tranquilidad.

El grano en la nariz no desaparecerá, pero si le das la importancia justa 'no es más que un milímetro en mi piel' desde luego lo afrontarás con mejor ánimo, lo que siempre es positivo. Quizá hasta acabarás bromeando sobre ello con tu cita.

Te he puesto el ejemplo de nuestra pequeñez en lo material. Pero con mucha más razón se aplica en el aspecto de buscar lo trascendente:
El amante se supera mirando al amor, el filósofo si se centra en la verdad, el creyente en la contemplación de Dios, el artista en su búsqueda de la belleza... cualquier cosa a la que dirijas tu atención por encima de tus intereses egoístas, te hará grande.


De niño jugabas a tocar el cielo, ¿qué tal si vuelves a hacerlo?

Estas son las instrucciones:

1. sitúate al aire libre.
2. levanta los brazos.
3. Toca el cielo.

Hazlo con la mente tranquila, sin esperar ni juzgar; aparta los pensamientos que te han impuesto acerca de lo tonto que puede resultar eso.

Siente el cosquilleo de la energía entrando por tus manos; carga tus pilas. Unos pocos segundos bastarán. Puedes hacer esto cada día y verás como la jornada trascurre con más suavidad. ¡Nada puede ir mal si ya tocaste el cielo!

Ya sé que tu parte adulta está rechazando ahora esta 'bobada'. Pero ¿tienes algo a perder? Puedes probar a hacerlo sin que nadie te vea y... ver qué pasa.

Tú eres partícipe de la grandeza. Como dijo Teresa de Calcuta: "Lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota"

El tomar consciencia de la inmensidad que nos rodea es suficiente para reconfortarse interiormente. Sentarse a observar el mar, el cielo estrellado, el paisaje desde la cima de una montaña... traerá paz a tu alma. Y te hará grande.

lunes, 2 de junio de 2014

8. CONVIERTE TU TIEMPO EN ORO

Todos conocemos la expresión 'el tiempo es oro'. Sabemos que se refiere a que no debemos desperdiciarlo, pero... ¿de veras estás aprovechando tus días?

En realidad, el tiempo tiene mucho más valor que el oro. No se puede acumular, ni el más rico puede comprar más segundos de los que le han tocado. Y además es algo de lo que cada vez tienes menos (cada segundo que pasa te queda un segundo menos de vida)

Ricos y pobres tienen aproximadamente la misma porción de tiempo, y con ella tienen que hacer lo posible para aprovecharla al máximo.

Compara tu vida, por ejemplo, con alguien a quien consideres un triunfador. Por ejemplo un actor o actriz de moda. ¿En qué gasta su tiempo? Como tú, seguro que tiene obligaciones diarias.
Tendrá que estudiar papeles, acudir a reuniones sociales aunque no le apetezca. Tiene que dedicar varias horas al día a mantener ese aspecto que todos admiran o envidian. Como tú habrá además de atender a su familia, amigos, comprar cosas...

En fin, probablemente tendrá ocupadas tantas horas como tú o más en tareas 'urgentes' o necesarias. A ti te parecerá que sus obligaciones tienen más glamour que las tuyas, pero no por eso dejan de ser obligaciones agotadoras (y muy estresantes, pues tiene el añadido de que medio mundo está pendiente de sus actos y no puede permitirse meter la pata).

Tú te preparas un bocadillo de tortilla mientras él (ella) toma mesa en un restaurante de moda para cenar. Pero, ¿te has parado a pensar que quizá te cambiaría el sitio y le apetecería la tranquilidad de un bocadillo en el hogar?

Una vez restamos el tiempo de obligaciones, el necesario descanso y los imprevistos (y aquí seguro que tiene más robatiempos que tú), nos quedan unas horas de tiempo libre. Ese es el que cuenta en realidad, el que marca la diferencia. Y seguramente en eso, en el tiempo libre de obligaciones, estaréis más o menos empatados.

Ahora la comparación hay que llevarla más lejos. ¿A qué dedicas tú ese tiempo libre? ¿A qué lo dedica esa persona a la que la suerte le sonríe? Piensa en ello.

¿De dónde salió todo el éxito y la fama de ese actor? Es el reflejo del tiempo que convirtió en oro. Antes de que le llegase el reconocimiento del público ¿cuántas horas y días dedicaría a ensayar, cuidar su físico, estudiar técnicas, contactar con representantes y gente del espectáculo? El éxito no llueve del cielo. Y sin duda, si es una persona ambiciosa, todavía está dedicando su tiempo libre a mejorar y crecer.

Ten por seguro que se programó metas, objetivos a alcanzar. Y que dio todo su mejor esfuerzo por conseguirlo. Y eso es lo que de verdad importa. Lo otro: la fama, el dinero, los coches y las mansiones, son solo reflejos de ese verdadero éxito interno.

"A la larga, el éxito es más fácil que el fracaso. Sencillamente, consiste en saber lo que se quiere, en saber hacerlo y en tener la persistencia y determinación para lograrlo" Bill Bailey

Si tú te has fijado metas, si te has planteado qué quieres de la vida y te has propuesto en serio lograrlo, ya tienes el modo de tener cada día tanto éxito como el que más. Tendrás que trazarte un plan y seguirlo cada jornada, y si haces tu mayor esfuerzo tendrás la mayor de las recompensas.

Cada segundo que hayas dedicado a acercarte a tu meta es oro guardado. ¡Cuánto oro puedes acumular cada día! Y un día que hayas podido avanzar a tus objetivos es un día de verdadero éxito.

No importa que tus metas puedan parecer a otros 'pequeñas' o 'sin importancia'. Si es lo que tú te has propuesto conseguir ahora, para ti son tan valiosas como el Grial, el Óscar o la Medalla Olímpica. Son el sueño por el que luchas y la razón de tu existencia.

Si hoy diste un paso hacia tu sueño, esta noche son tuyas las estrellas

Por favor, hazte un plan que te permita acercarte poco a poco a tu objetivo. Y decídete a seguirlo como si en ello te fuera la vida (y en verdad depende de ello tu nueva y brillante Vida). Deja a un lado los 'pasatiempos', horas perdidas y cualquier cosa que no te haga crecer, atesora cada instante para ti.

El tiempo que dedicas a amar se convierte en oro, el tiempo que te esfuerzas en mejorar es oro, el tiempo que inviertes en tus proyectos es oro. Empieza a ingresar en tu cuenta. ¿Es tan importante que te devuelvan el amor, que 'consigas' cosas externas, que se alcen imponentes castillos con tus logros? Lo valioso, lo que tú hayas dado, quedará por siempre; lo otro es espejismo.

Al final, lo único que importará es ¿cuántas noches fueron tuyas las estrellas?