El tiempo pasa, inexorable, y tenemos la sensación de que nos va arrebatando cosas. Envejecemos, dejamos pasar oportunidades, se pierden amistades, las cosas se estropean...
Puede darnos la impresión de que 'cada vez tenemos menos' y eso es una sensación terrible. La felicidad radica justo en lo contrario, en sentir que cada día estás un poquito mejor que el anterior.¿Podrías tú conseguir esa felicidad?
Te voy a decir cómo. Hay tres cosas que dependen enteramente de ti y que puedes hacer crecer cada día:
1. Puedes dedicarte a crear algo (una colección, una obra, un jardín, un diario, cualquier proyecto...) que seas capaz de hacer un poquito mayor cada vez.
2. Puedes incrementar tus conocimientos en cualquier tema que te guste: Desde aprender a pintar, a bailar, mecánica de coches, política, cuidado de personas...lo que a ti te llame.
3. Puedes esforzarte por mejorar tus sentimientos hacia los demás cada día, por aumentar tu amor. Eso sin duda te hace una persona más valiosa, y depende de tu esfuerzo consciente.
Así que cualquiera de estos 3 campos te puede llevar a la felicidad. NECESITAS dedicarte al menos a uno de estos caminos para sentirte bien.
Quieres tener suerte, que el mundo haga cosas por ti. Pero, ¿qué has hecho tú por el mundo?
Al crear, conocer o amar estás aumentando tu valor. Y el universo te lo va a recompensar con bienestar físico y material. Esa es la forma de atraer a ti la suerte, y no hay otra.
Quizá cueste empezar, pero aunque sea mínimamente te invito a dar un paso hoy. El esfuerzo que pongas en ello va a volver a ti en forma de energía multiplicada. Verás como cada día te levantas con más ánimo. Verás como cada día 'tienes más suerte'.
¿Cuándo fue la última vez que te paraste a observar un árbol?
Es un ejercicio fantástico que te recomiendo para centrar tus ideas. Sitúate cómodamente frente a un árbol o si te es más cómodo frente a cualquier planta que tengas en una maceta.
Dedica un buen rato ¡al menos 10 minutos! a observarla, sin juzgar. Solo a sentir lo que te trasmite, a ver cada detalle. Es increíble notar la perfección que tiene, cómo todo está perfectamente orientado a la utilidad. La planta crece, utiliza de la mejor forma posible lo que le llega y lo trasforma en frutos o belleza.
No pide nada, se dedica a ser lo que es, a trasformar en vida lo que recibe. Descubrirás detalles inesperados, la planta te susurrará los secretos de la vida. Por favor, no dejes de hacer este ejercicio que te va a hacer mucho bien.
Esa es la paz que necesitas para ti. Dedícate a ser y a crecer. Aprovecha lo que tienes para florecer donde estés. Ofrece al mundo lo mejor de ti.
Verás como cada día vas dedicando más tiempo a tu crecimiento interior y pierdes menos en cosas improductivas.
No dejes más que tu barca sea arrastrada por la corriente. Empieza a remar.
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