Una semilla puede resistir años esperando las condiciones óptimas para germinar. Es sólida y -mientras no se abra- está segura frente al mundo exterior.
Una vez germinada ya no hay marcha atrás. Y mil peligros le aguardan. Sequía, frío, animales hambrientos... pueden destruir la joven planta. Vivir es ciertamente una aventura peligrosa.
Pero si la semilla tarda demasiado en decidirse, llega un momento en que se seca y muere; y eso sí que es lo más terrible que le puede pasar, lo que de verdad debería temer. Terminar su existencia sin haber intentado nada, segura pero estéril.
No permitas que tus sueños mueran así, como seca semilla. Tú naciste para brillar. Ábrete. Confía.
Siéntelo. Hay un poder superior que te sostiene en su mano.
Cuanto más cercano y amistoso sientas ese poder, más feliz serás.
Cuanto más cercano y amistoso sientas ese poder, más feliz serás.
Es con esa fe como se pierde el miedo. La vida es un milagro contínuo para el que se sumerge en ella de cabeza. No te quedes más tiempo en la orilla.
Por favor. Créeme y no temas. Estás aquí para brotar y maravillar al mundo. Es ya tu hora. Olvida la seguridad del nido, confía en tus alas.. y alza el vuelo.
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