De no tener problemas seríamos como amebas sin forma, flotando apáticamente. Y es que el mismo suelo que nos sostiene fue en su día un reto a batir para ponernos en pie. Sin hambre no nos moveríamos a alimentarnos y crecer. Lo que no comprendemos es justamente lo que nos impulsa a aprender. En general, cualquier insatisfacción nos invita a activarnos.
Así, superando tus límites, aprendiste en su día a caminar, leer, nadar... y esa actitud deberíamos mantenerla toda la vida. ¡Qué triste quedarse estancado! Por desgracia eso es lo que hacemos cada vez que evitamos enfrentarnos a algo por comodidad.
Una persona exitosa acepta los desafíos y se lanza a cambiar las cosas. Es proactiva. Cada intento en que no vence al obstáculo, al menos aprende y así crecen sus posibilidades de ganar el siguiente asalto.
Las personas reactivas, por el contrario, evitan los problemas y tratan de mantenerse en su zona de confort, reaccionando siempre de la misma forma. Eso los hace cada vez más incapaces.
¿Qué tipo de persona eres? Proponte ser más combativo, porque huir de los problemas te lleva al fracaso y la depresión.
"Vale", me dirás, "¿y las circunstancias negativas que no podemos controlar?" Como una enfermedad, situación fuera de nuestras manos o algo que afecta a personas queridas y no vemos cómo enfrentarlo.
Bueno, hay algo que siempre podemos elegir y es nuestra actitud. En la peor de las circunstancias, podemos esforzarnos por permanecer alerta, con ánimo. No caer en derrotismos ni huir de la realidad adormeciendo nuestra mente conadicciones.
En esas grandes crisis reconforta mucho dedicarse a hacer algo positivo en otros ámbitos que sí controlamos: limpiar, ordenar, ayudar a alguien, tareas constructivas en general. La tormenta pasará, o aprenderemos a vivir con ello de la mejor forma posible.
Los líderes se descubren en los momentos trágicos. Son capaces de sonreír en medio del desastre animando a otros a luchar. ¿Tienes tú esa madera?
Para un líder no hay obstáculos, sino desafíos. Y así hace lo que otros llaman imposible.
Cuanto mayor sea tu reto, más fuerte te hará. Busca la bendición oculta en los problemas y aliméntate de ellos como el huracán del océano.